La llegada de la alta velocidad (ver IT69) requiere adaptar los edificios de viajeros de las cuatro principales estaciones de la Comunidad Autónoma de Extremadura: Plasencia, Cáceres, Mérida y Badajoz, a las necesidades del nuevo servicio ferroviario. Ineco, además de dirigir las obras de las cuatro estaciones y trabajar en la renovación de las vías, ha redactado para Adif Alta Velocidad, el administrador español de infraestructuras ferroviarias, los proyectos de remodelación, que incluyen las edificaciones, los accesos y el entorno próximo, así como los andenes, marquesinas y pasos inferiores.

Todas las actuaciones siguen unas pautas generales con los objetivos comunes de mejorar la sostenibilidad y la accesibilidad de las instalaciones. En el exterior, las principales intervenciones consisten en la creación de plazas frente a cada estación, en las que se otorga el protagonismo al peatón. En las fachadas, la instalación o reforma de marquesinas servirá para destacar las puertas de acceso. El objetivo es mejorar la integración de las estaciones en el tejido urbano.

En el interior, la idea general es ganar más luz natural, para lo que se eliminan falsos techos y se gana altura en los vestíbulos, abriendo los espacios. Se apuesta por el uso de materiales sostenibles, se mejora la eficiencia de la climatización y se instala iluminación LED. Asimismo, se apuesta por una accesibilidad total en todos los espacios, se incorporan tecnologías como el wifi, zonas de carga eléctrica de vehículos y se instalan puntos de información personalizada.

Para poder ejecutar las actuaciones, ha sido necesario compatibilizar el servicio con las obras, para lo que se ha trasladado al personal a módulos provisionales para que puedan seguir prestando servicio, y se han diseñado cuidadosamente las actuaciones para garantizar en todo momento la comodidad de los viajeros.

Estación de Badajoz

Un nuevo escenario urbano

Se inauguró en 1866 e inicialmente contaba con una fachada rematada con un frontón con claraboya, elementos decorativos muy utilizados en la época. Posteriormente, fueron sustituidos por una fachada en forma de pantalla rectangular con 24 aberturas y una marquesina. Las viviendas para el personal ferroviario que empezaron a construirse en los alrededores de la estación dieron origen al actual barrio de San Fernando. La estación dispone de dos andenes.

La actuación reorganiza el espacio exterior, en el que predomina el tráfico peatonal, mientras que en el interior del edificio de viajeros se lleva a cabo una remodelación integral de los espacios. Se crea una gran plaza frente al edificio como espacio de desahogo y área de disfrute, de modo que se integre en el barrio, respetando la composición simétrica y poniendo en valor el edificio como fondo escénico de la avenida de Carolina Coronado. En la fachada principal se potencian los huecos en la franja inferior mediante bastidores metálicos a modo de linternas y se dispone una celosía de lamas metálicas en la parte superior, acorde con las lamas existentes en el cuerpo central de entrada, y cuya orientación va cambiando, otorgando movimiento al conjunto.

En el exterior se instalará una nueva marquesina que marcará la entrada. La remodelación interior se centra en el cuerpo central, que alberga el vestíbulo y accesos principales, y el cuerpo Este, que alberga diferentes usos subsidiarios. Se crea un vestíbulo con doble altura y zona de espera diáfana e iluminada naturalmente potenciando el carácter central del espacio. También se remodelan el paso inferior y los andenes.

Estación de Cáceres

Renovación respetuosa de la ‘piel’ del edificio

La estación existente data de 1963 y sustituyó a la original, inaugurada por el rey Alfonso XII en 1881, que fue demolida. El nuevo edificio se proyectó de forma longitudinal, con una fachada simétrica formada por un cuerpo central y dos laterales con torres en ambos extremos. La entrada principal está protegida por una gran marquesina semicircular. En el interior, la sala de espera está decorada con un mural de cerámica del artista José Luis Sánchez, dedicado a la conquista de América, y la fachada de andenes, con una vidriera con motivos ferroviarios (vías, desvíos y señales).

La estación cuenta con dos andenes con tres vías operativas para viajeros y un paso inferior que está dotado de ascensores.

La intervención engloba operaciones de carácter urbano para “crear ciudad” y acciones sobre el edificio de viajeros que subrayan el valor de esta pieza arquitectónica. La conversión del espacio público situado frente al edificio de viajeros en una gran plaza supone la conexión de la estación con el resto del tejido urbano. La ordenación permite abrir el edificio de viajeros a la ciudad, de manera que pasa a formar parte del escenario arquitectónico de Cáceres. En este nuevo espacio urbano confluirán peatones, ciclistas y transporte público (taxis y bus).

La integración del edificio de viajeros se consigue renovando la ‘piel’ del edificio, respetando sus dimensiones y materialidad. Está compuesta por un conjunto ligero de lamas de aluminio horizontales, que marcará la modulación de las crujías estructurales del edificio, otorgando movimiento a la fachada y rompiendo con la planicidad del actual edificio. Se creará una nueva área de estacionamiento de vehículos desvinculada de la fachada del edificio de viajeros, dotando al conjunto de espacio y limpieza de líneas.

En los espacios interiores destinados al viajero (vestíbulo, aseos y paso inferior), se renovarán los acabados y se mejorarán las condiciones de soleamiento y ventilación. Todo ello, acompañado de nuevas instalaciones que mejoran el rendimiento energético y el confort de la estación.

En la zona de andenes se actúa sobre la marquesina renovándola con una nueva impermeabilización, y sobre el paso inferior entre andenes, dotándolo de un nuevo revestimiento y solado, además de nuevas barandillas de vidrio combinado con acero inoxidable.

Estación de Plasencia

Abrir espacios preservando la identidad del edificio

La estación se inauguró en 1893, como parte de la línea ‘Ruta de la Plata’ a Astorga, hoy clausurada. El edificio de viajeros, de estilo sencillo y sobrio, responde a la tipología de un cuerpo central de dos alturas con tres vanos adintelados cada una, y dos anexos laterales. La cubierta es de tejas a dos aguas con la estructura soporte original del año 1893, que se conserva con mejoras energéticas del aislamiento. Está situado fuera del casco urbano, al sur del río Jerte. Cuenta con dos andenes (uno es de servicio) con tres vías y varias más en desuso, un muelle de mercancías (que albergará el espacio de la cafetería) y un edificio de antiguas viviendas ferroviarias.

La intervención se centra principalmente en la urbanización, los accesos y los edificios. Se crea una nueva plaza de la estación, con accesos rodados y aparcamiento contiguo a los edificios de la estación, desligada de la zona de urbanización y fachadas. Se rehabilita la nave de carga anexa a la estación, lugar destinado a la futura cafetería, creando un espacio de transición entre esta y el edificio de viajeros, que se marca con una nueva marquesina, al igual que en la parada de taxis y en el acceso principal a la estación.

En el edificio de viajeros, se remodelan todos los espacios interiores ampliando el vestíbulo a la zona actual de cafetería (que se traslada a la nave rehabilitada); se ejecutan nuevos aseos y se genera un espacio principal de doble altura al demoler la primera planta que garantiza una mayor sensación de espacio y luminosidad. Dentro de la actuación, se incluye un refuerzo estructural, remodelación de las instalaciones y mejora de las cubiertas para los edificios, conservando las estructuras soporte de los tejados (madera y acero roblonado), para garantizar la preservación de la identidad original de los edificios. Durante la fase de obra, se ha decidido reutilizar los materiales que por sus especiales características históricas tienen un valor añadido, como son parte de las tejas originales, que se restaurarán y se reutilizarán para las cubiertas. En el interior se renuevan el mobiliario y las lámparas con diseños más actuales.

Estación de Mérida

Recuperar la armonía

Es la mayor en tamaño y tráfico de viajeros de la red extremeña, y en ella confluyen varias líneas. Se inauguró en 1864 y se encuentra muy próxima al centro histórico de la ciudad. Al igual que las anteriores, el edificio de viajeros sigue el esquema de cuerpo central de dos plantas más naves laterales. Dispone de más de 10 vías y un recinto para mercancías.

En la solución contemplada para la estación de Mérida, se ha prestado especial atención en armonizar los espacios integrantes del conjunto para recuperar la cualidad espacial perdida a lo largo del tiempo. En cuanto a la urbanización, se genera un nuevo espacio bien identificado de plaza de acceso a la vez que se respetan las estructuras de los muros de contención del terreno. De este modo, se genera un espacio homogéneo en el que se diferencia la zona de peatones de la rodada, creando espacios de transición que encuadran el gran escenario de la fachada del edificio de viajeros. Esta misma idea se ha considerado en el interior, con el vestíbulo como elemento articulador y nuevo lenguaje corporativo. Este vestíbulo se concibe como un volumen predominante sobre el cual se incorporan los usos de atención a viajeros y la zona comercial. En los andenes se adapta el borde del andén existente para permitir el acceso de viajeros a los nuevos trenes. También se renueva por completo el paso inferior.

Expertos en edificación ferroviaria

Ineco cuenta con una extensa experiencia en construcción y renovación de estaciones ferroviarias de todo tipo y en la adecuación de estas a la alta velocidad.

Desde finales de los años 80 y la puesta en marcha de la primera línea Madrid-Sevilla en 1992, y a medida que la red se ha ido extendiendo, la compañía ha trabajado en la redacción de proyectos y dirección y asistencia técnica  en distintas  obras de más de una veintena de estaciones de alta velocidad  por todo el territorio nacional,  como Atocha y Chamartín, en Madrid (1992 y 2009); Santa Justa, en Sevilla (1992); Sants y La Sagrera, en Barcelona (2008, actualidad); Lleida (2003); Zaragoza-Delicias o María Zambrano, en Málaga;  A Coruña, Santiago y Vigo y otras nueve estaciones  en el Eje Atlántico gallego (2002-2015); Toledo (2005), Valladolid (2007), etc.

Más recientemente, ha llevado a cabo los proyectos y direcciones de obra de las estaciones de alta velocidad de Antequera, Loja y Granada (2019). También ha participado en otras de nueva construcción, como las de Vigo-Guixar (2011), Puente Genil y Antequera-Santa Ana (2007) o Camp de Tarragona (2006).  Actualmente, trabaja en la adaptación a la alta velocidad de las estaciones de Abando, en Bilbao, y en la nueva estación intermodal de Ourense.

Las estaciones extremeñas, ayer y hoy

Las cuatro estaciones originales se inauguraron entre 1864 y 1893, y desde el punto de vista arquitectónico presentan las características propias de la época: líneas sencillas y un diseño funcional propio de las edificaciones industriales del siglo XIX. La normativa de entonces establecía unas pautas generales para que las diferentes compañías ferroviarias existentes mantuvieran una cierta unidad estética en sus instalaciones. Se recomendaba que las estaciones situadas en zonas rurales fuesen construcciones sencillas que encajaran con el entorno, reservando los elementos decorativos para las estaciones urbanas. Todas ellas comparten una tipología común: el edificio de viajeros como construcción principal, más otras instalaciones anexas, que podían ser cocheras para locomotoras y vagones, talleres, almacenes, muelles, básculas o grifos para aguada (suministro de agua a las locomotoras de vapor), como el de la estación de Cáceres. Solían contar con una vivienda para el jefe de estación y en ocasiones también para el personal ferroviario, como en Mérida y Plasencia; y en algún caso dieron origen a barrios enteros, como el de San Fernando, en Badajoz.

En cuanto a los edificios de viajeros, son construcciones simétricas, de una o dos plantas, con la fachada principal en un cuerpo central más elevado y avanzado que el resto, con anexos a ambos lados, y tejados a dos aguas, como el de la estación de Mérida. Los muros solían ser de mampostería, pintados de blanco o colores claros, y se enmarcaban los vanos de puertas y ventanas, esquinas y cornisas en color ocre, marrón o gris azulado. elevado y avanzado que el resto, con anexos a ambos lados, y tejados a dos aguas, como el de la estación de Mérida. Los muros solían ser de mampostería, pintados de blanco o colores claros, y se enmarcaban los vanos de puertas y ventanas, esquinas y cornisas en color ocre, marrón o gris azulado.

Obras en Plasencia. La actuación prevé restaurar y reutilizar algunos materiales originales, como la madera, el acero roblonado y parte de las tejas de las cubiertas. En la imagen, pérgola de la estación.