A cuatro horas de vuelo de Europa, el archipiélago de Cabo Verde ofrece al visitante montañosos paisajes volcánicos, playas doradas, santuarios de fauna marina y su rica cultura crioula (criolla), mezcla de su pasado portugués y sus raíces africanas. El clima seco y cálido permite disfrutar todo el año de los atractivos de estas islas atlánticas que conforman el país africano más occidental. En 2019, con su tradicional morabeza (término criollo que significa hospitalidad, amabilidad), Cabo Verde recibió 758.000 turistas, una cifra que no ha dejado de aumentar en las últimas dos décadas, desde los 28.000 visitantes registrados en 1995, y se ha consolidado como un destino de turismo sostenible y de naturaleza.

Para atender esta creciente demanda, el país empezó hace años a ampliar y modernizar sus aeropuertos. Ineco comenzó a trabajar en el archipiélago en 2003 y desde entonces ha continuado prestando servicios a la empresa nacional Aeroportos e Segurança Aérea, ASA (ver ITRANSPORTE 7, 50 y 61). Actualmente, la red se compone de cuatro aeropuertos internacionales –Sal, Praia, São Vicente y Boavista– y tres aeródromos para tráfico doméstico, São Nicolau, Maio y Fogo. Para el aeródromo de esta última, São Filipe, Ineco está llevando a cabo un estudio de procedimientos de vuelo para la implantación de operaciones nocturnas.

Asimismo, a comienzos de marzo de 2021 presentó el estudio de viabilidad técnica para un nuevo aeropuerto internacional en la isla de Santo Antão elaborado para ASA, en un acto celebrado en la capital, Porto Novo, en presencia de las principales autoridades del país.

El quinto aeropuerto internacional, en Santo Antão

En total, el territorio caboverdiano, con algo más de 530.000 habitantes, está formado por 15  islas e islotes; 10 grandes (una de ellas, Santa Luzia, deshabitada) y cinco más pequeñas. Todas ellas disponen de, al menos, un puerto marítimo y líneas de transbordador (ferry), que junto con los vuelos domésticos permiten la movilidad interna. Los aeropuertos internacionales son la principal puerta de entrada del turismo exterior, que en 2019 aportó el 28,6 % del Producto Nacional Bruto.

El informe de Ineco ve viable la construcción de un nuevo aeropuerto en Santo Antão y propone ubicarlo en Ponta do Morro Preto, a siete kilómetros de Porto Novo

La segunda isla más grande por extensión, tras la de Santiago (donde se encuentra el aeropuerto de Praia), es Santo Antão, con 779 km² y tercera más poblada, con más de 40.000 habitantes. En 2003, por razones operativas y de seguridad, dejó de funcionar el único aeródromo de la isla, ubicado al norte, con una pequeña pista de menos de 600 metros, por lo que sus conexiones se limitan actualmente a la línea de ferry con la vecina São Vicente. Pese a ello, sus espectaculares paisajes montañosos atrajeron más de 42.000 turistas en 2019, según la Dirección General de Turismo de Cabo Verde, lo que supone un incremento del 20% respecto al año anterior.

El Gobierno, a través de ASA, impulsó a partir de 2016 los estudios previos para la construcción de un nuevo aeropuerto, próximo a Porto Novo, capital de la isla y donde reside la cuarta parte de la población. El pasado 5 de marzo, la ciudad acogió el acto de presentación de las conclusiones del estudio de viabilidad técnica elaborado por Ineco, en el que estuvieron presentes el primer ministro, Ulisses Correia e Silva, el ministro de Turismo, Carlos Santos, y otras autoridades y entidades públicas y privadas caboverdianas.

Tras cartografiar la zona y analizar cuatro posibles ubicaciones y el régimen de vientos, y teniendo en cuenta la orografía montañosa de la isla y los obstáculos que supone para la operación de aeronaves, el informe de Ineco concluye que la construcción del aeropuerto sí es viable. Tras considerar varios criterios, la ubicación propuesta es la zona de Ponta do Morro Preto, a siete kilómetros de Porto Novo. Se ha seleccionado como la más adecuada debido a su cercanía a la ciudad, lo que redundaría en mayor comodidad para los futuros pasajeros, y a que requeriría menor movimiento de tierras que las otras opciones, lo que abarataría y facilitaría la construcción.

En cuanto a la pista, se calcula una longitud de 1.400 metros, ampliables a 2.000, apta para las aeronaves de tamaño medio que componen la flota de las aerolíneas que operarán en el nuevo aeropuerto. Para definir la orientación de la pista, algo fundamental para garantizar la seguridad de las operaciones, se ha llevado a cabo un detallado análisis de los datos recogidos durante los últimos cuatro años por la estación meteorológica instalada en la zona en 2017. De esta forma, se ha establecido que el régimen de vientos predominante es este-sudeste, lo que condiciona la orientación de la pista para las maniobras de aproximación, la más delicada, y la de despegue.

El estudio de Ineco incluye también un análisis de la demanda turística que generaría el nuevo aeropuerto, tomando como referencia las islas españolas de La Gomera y El Hierro. Además, se presentó una ‘hoja de ruta’ de los pasos siguientes, tras confirmarse la viabilidad técnica del proyecto: la realización de un estudio preliminar de procedimientos de vuelo, la elaboración de un Plan Director que incluya las alternativas de ubicación, un estudio de demanda y un análisis coste-beneficio; una Evaluación Ambiental Estratégica, y, finalmente, la tramitación de las autorizaciones para la construcción y operación.

aeropuertos de cabo verde

La red actual se compone de cuatro aeropuertos internacionales –Sal, Praia, São Vicente y Boavista– y tres aeródromos domésticos, São Nicolau, Maio y Fogo.

Operaciones nocturnas en la isla de Fogo

El Pico de Fogo, con sus 2.829 metros de altura, es un volcán en activo que domina la isla del mismo nombre, y su principal atracción turística. El aeródromo, por el que pasaron más de 66.400 pasajeros en 2019 y quinto con más tráfico de Cabo Verde, se encuentra a unos dos kilómetros al sureste de la ciudad de São Filipe. Dispone de una pista de 1.350 metros de longitud por 30 de ancho, que permite operar a aeronaves de pequeño tamaño tipo ATR, con capacidad para entre 42 y 50 pasajeros.

ASA solicitó a Ineco un estudio para determinar cómo se podría mejorar la operación en el aeródromo de São Filipe, sobre todo en condiciones comprometidas de visibilidad como es el caso de las operaciones nocturnas. Para conseguir el objetivo buscado, se está llevando a cabo un análisis para poder determinar el mejor modo de operación basado en las características físicas que deberá cumplir el campo de vuelo, según las ayudas a la navegación necesarias y el tipo de procedimiento de vuelo a implementar.