Los espectadores de todo el mundo verán en 2019 de nuevo a la actriz israelí Gal Gadot como Wonder Woman, esta vez paseándose por las playas de Fuerteventura o Tenerife; y a Terminator (en la sexta película de la saga) haciendo de las suyas en los barrios madrileños de Lavapiés o Pueblo Nuevo, transformados en las calles de una villa mexicana; además de escenas rodadas en Almería, Murcia o Salamanca. Son solo dos de los grandes rodajes internacionales que al cierre de esta edición estaban en marcha en España, sin contar anuncios publicitarios y documentales.

Los seguidores de la serie Juego de Tronos han disfrutado en las últimas tres temporadas de escenarios filmados en 2014, 2015 y 2016 por todo el territorio nacional: Castellón, Navarra, Guipúzcoa, Cáceres o Sevilla, que también visitaron los protagonistas de Star Wars: El ataque de los clones (2002) para una escena en la que la Plaza de España –uno de los escenarios más solicitados por las productoras internacionales– se convierte por unos minutos en un palacio del planeta Naboo.

Desde las grandes superproducciones de Samuel Bronston en la década de los 60, pasando por los spaghetti western o las películas ‘de romanos’ de los 70, hasta la actualidad, España ha desarrollado a lo largo de los últimos 50 años una vigorosa industria audiovisual con profesionales altamente cualificados –estudios de rodaje, técnicos de fotografía, sonido, edición, especialistas y dobles de acción, empresas de transporte y catering, decorados, extras, etc.– que da soporte a una actividad capaz de generar millones de euros de ingresos, además de suponer un escaparate turístico internacional de primer orden.

Como ocurrió con otras industrias, como la automovilística, durante los años 60 y 70 del siglo pasado, las superproducciones de Hollywood encontraron en España una gran diversidad de localizaciones en un mismo territorio –desde paisajes desérticos a auténticos castillos medievales fruto de un rico patrimonio cultural y artístico– a un coste muy inferior al de su país de origen. El desarrollo del turismo en España, que arrancó también estos años, conllevó la construcción de modernas infraestructuras hoteleras y de transportes, lo que unido a un clima privilegiado –especialmente en el sur, costa mediterránea e islas–, impulsó los rodajes internacionales, que vivieron su época dorada. En la actualidad, los incentivos fiscales aprobados en 2017 –que suponen la devolución de la inversión total de la producción de hasta un 20% (con un límite de 3 millones de euros) a escala nacional, un 40% en Canarias y un 30% en Andalucía– han impulsado esta actividad, aunque el sector reclama aumentarlos aún más para competir con otros países europeos

Desde finales de los años 50 y durante los 60, los principales escenarios cinematográficos fueron sobre todo Madrid, Barcelona y Almería, muy demandada –entonces y ahora– por sus paisajes desérticos, como en Lawrence de Arabia, dirigida por David Lean (1962), rodada también en Sevilla (Plaza de España, Reales Alcázares, Casa de Pilatos, Palacio de Miguel de Mañara y Hotel Alfonso XIII). En esta etapa destacan las superproducciones de Samuel Bronston como la bíblica Rey de Reyes, dirigida por Nicholas Ray en 1961 y rodada íntegramente en España, en localidades como Chinchón y Manzanares el Real (Madrid), El Fresno (Ávila) o Añover del Tajo (Toledo). El Cid, con Charlton Heston y Sophia Loren (1961), pasó por Ampudia (Palencia), Burgos, Calahorra o Colmenar Viejo. Su director, Anthony Mann, repitió escenarios españoles (Madrid, Segovia y Valencia) para La caída del imperio romano (1964).

Colmenar Viejo, situada al norte de Madrid, llegó a contar con estudios propios y albergó cientos de rodajes, entre ellos, 55 días en Pekín (1963) y la célebre escena de la batalla de Espartaco (1960), donde 8.500 soldados del ejército español ejercieron como figurantes, además de multitud de westerns europeos, para lo que se construyó una ‘ciudad del Oeste’ en la que se filmaron hasta 200 películas del género.

Ya en los 80, Conan el Bárbaro, de 1982, que lanzó al estrellato a Arnold Schwarzenegger, se rodó casi íntegramente en España, con localizaciones en Colmenar Viejo, o la Ciudad Encantada de Cuenca. La escena de Indiana Jones y la última cruzada (1989) en la que Sean Connery espanta las gaviotas con un paraguas se rodó en la playa de Mónsul, en el Cabo de Gata (Almería). El director Ridley Scott escogió el espectacular castillo románico de Loarre, en Huesca, para El reino de los cielos (2005), que se rodó también en Córdoba, Segovia, Sevilla y Ávila. La Francia del siglo XVIII de El perfume (2006) es en realidad Cataluña: se rodó en Barcelona y en las localidades de Besalú, Figueras y Cantallops (Girona), Tortosa y Tamarit (Tarragona). El nuevo siglo trajo el desembarco de grandes sagas cinematográficas como las de James Bond (El mundo nunca es suficiente, 1999; Muere otro día, 2002; y Quantum of Solace, 2008) o Star Wars, (El Ataque de los clones, 2002).

Canarias, en la gran pantalla

Gracias a incentivos fiscales que llegan a la devolución de hasta el 40% del gasto –con un límite de 4,5 millones de euros y una inversión mínima en las islas de un millón–, las islas Canarias se han posicionado en los últimos años como uno de los escenarios naturales preferidos por el cine internacional. La variedad de paisajes, el clima, con 3.000 horas de sol al año, la oferta hotelera y las buenas comunicaciones aéreas y marítimas que ya hacen de Canarias uno de los destinos turísticos más visitados del mundo, completan su atractivo como plató cinematográfico.

Así lo demuestran rodajes como los de Fast and Furious 6 (2013), o Exodus, dioses y reyes (2014), filmada en Almería y la isla de Tenerife, donde se estimaron unos ingresos de unos 7 millones de euros durante los dos meses que duró el rodaje. Las localizaciones de la cinta fantástica Furia de titanes (2010) incluyen el Parque Nacional del Timanfaya, las islas de Lanzarote y Gran Canaria y el Parque Nacional del Teide en Tenerife, que aparece también en la secuela Ira de titanes (2012), junto con otros espectaculares parajes tinerfeños como los acantilados de Los Gigantes.

En 2015, las calles y el aeropuerto de Santa Cruz de Tenerife se transformaron en Atenas, Beirut y Reikiavik para Jason Bourne, quinta entrega de la serie. Las Palmas de Gran Canaria aparece como una ciudad del norte de África en Aliados, de Robert Zemeckis, con Brad Pitt (2016). En 2017, las playas y dunas de Fuerteventura hicieron las veces de tierra natal del protagonista de Han Solo, una historia de Star Wars.

Turismo de cine

La Spain Film Comission, organización sin ánimo de lucro creada en 2001 con oficinas regionales en las 17 comunidades autónomas dedicada a promocionar los rodajes internacionales, pone como ejemplo el caso de Nueva Zelanda, que alcanzó notoriedad turística mundial tras el rodaje de las trilogías de El Señor de los Anillos (2001-2003) y El Hobbit (2012-2014).

En España, la Andalucía Film Comission acaba de lanzar una iniciativa para promocionar rutas turísticas relacionadas con el cine: entre otras, en Almería, el desierto de Tabernas, escenario de Lawrence de Arabia, los revalorizados spaguetti western de Sergio Leone (El bueno, el feo y el malo, La muerte tenía un precio, Por un puñado de dólares…), o más recientemente, el antiguo Egipto en Exodus de Ridley Scott. En la provincia de Sevilla, además de la Plaza de España, los fans reconocerán los espectaculares Alcázares, las Reales Atarazanas (antiguos astilleros del siglo XIII), la plaza de toros de Osuna o la ciudad romana de Itálica como algunos de los escenarios de Juego de Tronos, al igual que el castillo de Almodóvar del Río (Córdoba), entre otros. Otros puntos de España también han albergado rodajes de la exitosa serie como Girona, Peñíscola –que cuenta con una larga trayectoria como escenario cinematográfico desde los años 60– el Parque Natural de las Bárdenas Reales, en Navarra, el castillo de Santa Florentina, en Canet de Mar (Barcelona); el castillo de Zafra, en Guadalajara, San Juan de Gastelugatxe (Bermeo), Zumaia (Guipúzcoa) y Malpartida, en Cáceres. Navarra y Cantabria ofrecen también rutas turísticas por estos y otros lugares. Soria, donde se rodó el 80% de Doctor Zhivago (1965), cuenta también con rutas turísticas por las localizaciones de la película, que en su momento supuso un auténtico revulsivo económico para la provincia e inmortalizó sus paisajes convirtiéndolos en las estepas rusas.