En enero de 2018, el puerto valenciano recibió en uno de sus muelles (el Príncipe Felipe) el buque portacontenedores más grande de su historia: el MSC Eloane, de 400 metros de eslora, 16 metros de calado y capacidad máxima de 19.472 TEU (unidad de medida equivalente a la capacidad del contenedor estándar de 20 pies). El uso de contenedores ha revolucionado el transporte de mercancías a escala mundial, desde que se inició en 1956 con un viaje entre Nueva York y Houston en un antiguo petrolero de la II Guerra Mundial que trasladaba 58 contenedores en cubierta.

El uso de contenedores ha revolucionado el transporte de mercancías a escala mundial, desde que se inició en 1956 con un viaje entre Nueva York y Houston

Una cantidad irrisoria comparada con las estratosféricas cifras de la actualidad: solo el puerto de Valencia, primero de España en este tipo de tráfico, batió su propio récord en 2018 con 5,1 millones de contenedores, lo que lo sitúa en el puesto 30º del mundo en un mercado donde la competencia es feroz. Las navieras construyen buques cada vez mayores, puesto que los costes se reducen cuanto mayor sea el volumen de mercancía transportada de una sola vez, de acuerdo al principio de la economía de escala.

Gigantes del mar

Si en los años cincuenta la capacidad de los primeros buques portacontenedores oscilaba entre los 500 y los 800 TEU, los Triple-E actuales (del inglés Economy of scale & Energy Efficienty & Environmentally improved, economía de escala, eficiencia energética y mejora de medio ambiente), de la mayor naviera de mundo, Maersk, alcanzan los 19.000 TEU.

Esta escalada en las dimensiones de los barcos ha tenido repercusiones de alcance mundial: ha dejado pequeño al Canal de Panamá, que ha tenido que ampliarse para darles cabida, al igual que a la veintena de puertos mundiales que tienen capacidad suficiente para recibirlos. El tamaño de las grúas que cargan y descargan los contenedores ha aumentado de forma paralela, lo que a su vez conlleva también las correspondientes obras en los muelles para soportar estas estructuras, que pesan entre 1.600 y 1.800 toneladas.

El puerto de Valencia gestionó 5,1 millones de contenedores en 2018, lo que lo sitúa en el primer puesto en España en este tipo de tráfico

Este es el caso del puerto de Valencia, que en 2017 acometió una actuación estratégica: el aumento de calado del muelle de Levante, hasta 17 metros, y el refuerzo de la cimentación para la instalación de nuevas grúas de 100 pies (30,4 metros; el dato hace referencia a la distancia entre las patas de la estructura), frente a las existentes de 50 pies. Ineco, que comenzó a prestar servicios a la Autoridad Portuaria hace casi dos décadas, en esta ocasión se ha encargado de la asistencia técnica de control y vigilancia de las obras, y la coordinación de seguridad y salud de las mismas.

A esta primera actuación han seguido otras dos, para el aumento de calado del tramo central del muelle Príncipe Felipe y el muelle Transversal de Costa (actualmente en ejecución y en las que también está interviniendo Ineco), ambos en la ampliación sur del puerto de Valencia y con el objetivo de alcanzar los 18 metros de profundidad al pie del muelle.

Las obras del muelle de Levante, en detalle

Las actuaciones, que han durado poco más de ocho meses, se sitúan en el extremo sureste del muelle, colindante con el muelle de Llovera, a lo largo de 600 metros. Las principales actuaciones, que se han llevado a cabo sin interrumpir la actividad portuaria, han sido:

  • Refuerzo del muelle
    Para reforzar el terreno se ha utilizado la técnica de Superjet (jet-grouting a alta presión), que consiste en inyectar a presión y a gran velocidad un material de refuerzo (aire+lechada de cemento, en este caso), que se mezcla con el existente, aumentando así su capacidad portante. Se ha ejecutado una pantalla de columnas de jet grouting secantes, dispuestas al tresbolillo en dos hileras, desde el pie del lado mar del muelle. Las columnas inyectadas se han ejecutado hasta el estrato competente de gravas, es decir, mejorando únicamente los estratos cohesivos del terreno, bajo la cimentación del muelle, a unos 17 metros de profundidad. Para evaluar su eficacia, se
    han realizado campañas de reconocimiento del terreno mediante técnicas geofísicas, antes y después del tratamiento de refuerzo.
  • Aumento de calado
    Se ha rebajado la cota del fondo, para aumentar el calado de los 16,7 y 14,3 metros existentes hasta los 17 metros, que es lo que requieren los buques portacontenedores para los que se ha diseñado esta actuación.
  • Superestructuras
    En la viga cantil, se han demolido dos tramos de la superestructura actual del muelle, de hormigón en masa, y se ha construido una nueva de hormigón armado, con una galería de servicios dotada de arquetas de acceso y un cajetín para alojar el carril de la pata delantera de la grúa, que se ha sustituido por uno tipo A-120. En la viga trasera, que soporta la pata posterior, se ha ejecutado lo largo de toda la alineación del muelle una viga de hormigón armado sobre una fila de pilotes de un metro de diámetro empotrados en el fondo, a la que se ha dotado del correspondiente carril, tipo A-150.
  • Elementos de atraque y amarre
    Se ha sustituido el sistema de defensas existente –de tipo C– en la línea de muelle por un sistema de defensas dobles tipo SC 1150H, de calidad A. Por otro lado, se ha completado el sistema de amarre existente en la línea del muelle mediante la colocación de bolardos de 150 toneladas.
  • Reposición de servicios
    Como consecuencia de la ejecución de las obras, ha sido necesaria la reposición de las redes de servicios que discurrían por la zona: agua potable, contraincendios, electricidad y comunicaciones y alumbrado.