El mundo es cada vez más urbano y en pocas décadas lo será aún mucho más. Las ciudades solo ocupan una décima parte del territorio mundial, pero actualmente más del 55% de la población total –7.800 millones de personas– vive en ellas. Para 2050 el porcentaje alcanzará ya el 70% de una población mundial estimada en 10.000 millones. Son los datos que maneja ONU-Hábitat, el programa de Naciones Unidas dedicado a la vivienda y al desarrollo urbano sostenible, es decir, a promover que los asentamientos humanos sean adecuados y dignos para las personas y respetuosos con el medio ambiente.

El proceso de urbanización –con todas sus repercusiones sociales, económicas y medioambientales– se está produciendo a una escala global, a un ritmo cada vez más acelerado y de manera espontánea, dando lugar a asentamientos urbanos carentes de las infraestructuras y servicios mínimos para asegurar la calidad de vida y desarrollo de sus habitantes. Una planificación adecuada tanto del crecimiento urbano como de las redes de transporte
–sobre todo en las grandes áreas metropolitanas– es una de las claves para conseguir que las ciudades sean entornos habitables sostenibles, seguros, justos y amigables para sus habitantes.

No es posible abordar la planificación de la ciudad desde una única perspectiva ni con un único modelo: hay que atender a la singularidad de cada espacio urbano para ofrecer soluciones eficaces que den respuesta a problemas específicos.

Para ello, se requiere voluntad política, compromiso por parte de todos los agentes –públicos, privados y sociedad civil–, así como disponibilidad de recursos económicos y financieros, que permitan la definición consensuada de políticas y acciones para la consecución de un modelo de desarrollo sostenible.

En el contexto actual de urbanización acelerada, el planeamiento ha de atender a nuevos retos, como frenar el cambio climático, apostar por la sostenibilidad y luchar contra la creciente desigualdad social. Para ello, es necesario asegurar el acceso universal a los servicios básicos de transporte, agua, saneamiento, energía, comunicaciones y equipamientos.

Un modelo urbano bien organizado, con equipamientos y espacios públicos suficientes, vivienda asequible y una movilidad sostenible ofrece a las personas más oportunidades de empleo y formación y acceso a servicios esenciales como sanidad y educación, entre otros, minimizando los desequilibrios urbanos y la desigualdad.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, Hábitat III, celebrada en Quito, Ecuador, del 17 al 20 de octubre de 2016 ha reunido más de 35.000 participantes y ha abordado todos estos aspectos a través de multitud de conferencias y eventos en los que diferentes agentes han debatido y presentado sus propuestas para dar solución a los problemas urbanos del futuro. Entre sus principales conclusiones cabe destacar la persecución de la inclusión social y la erradicación de la pobreza, la prosperidad urbana sostenible e inclusiva, y la garantía de un equilibrio medioambiental sostenible y resiliente a través de la planificación de las ciudades.

El resultado de este encuentro, trasladado a la llamada Nueva Agenda Urbana, ha recogido y asumido las conclusiones y compromisos adoptados por la comunidad internacional en otros dos foros mundiales de trascendental importancia para el desarrollo del planeta, el histórico Acuerdo de París sobre el Clima (COP21), celebrado en diciembre de 2015, en el que 195 países firmaron el primer acuerdo mundial vinculante para reducir el calentamiento global y frenar el cambio climático, y los 17 objetivos de la Agenda Desarrollo Sostenible 2030, de la propia ONU.

En primera fila, la ministra de Desarrollo Urbano y Vivienda de Ecuador, Mª Ángeles Duarte, el entonces secretario general de Nacionas Unidas, Ban Ki-moon, y el director ejecutivo de ONU-Habitat, el ex alcalde barcelonés Joan Clos.

En primera fila, la ministra de Desarrollo Urbano y Vivienda de Ecuador, Mª Ángeles Duarte, el entonces secretario general de Nacionas Unidas, Ban Ki-moon, y el director ejecutivo de ONU-Habitat, el ex alcalde barcelonés Joan Clos.

Movilidad para el desarrollo urbano: experiencia de Ineco

Ineco, como parte de la delegación del Gobierno español, ha participado en este encuentro global presentando su experiencia en planificación, consultoría e ingeniería del transporte, campo en el que cuenta con décadas de experiencia, así como en otros sectores de más reciente desarrollo, vinculados al desarrollo sostenible, como son la gestión de los recursos hídricos y de los residuos o las smart cities.

La compañía cuenta en su currículum con un extenso catálogo de trabajos de ingeniería y consultoría en estos campos, que aborda con una aproximación integral, aunando intereses de la administración pública, empresas y sociedad, e incorporando siempre la variable ambiental y social a los productos mediante evaluaciones ambientales y proyectos de socialización.

Así, Ineco ha elaborado con éxito proyectos de todo tipo relacionados con la movilidad urbana e interurbana: desde estudios de factibilidad técnica, económica-financiera, legal y de impacto ambiental (como los del Corredor Bioceánico para los Gobiernos de Bolivia y Perú) hasta redacción de proyectos y supervisión de construcción de infraestructuras (estaciones y líneas ferroviarias convencionales y de alta velocidad en España, Arabia, Turquía, India…), aeropuertos, autovías, accesos a puertos y centros logísticos, etc.

Entre los estudios realizados por Ineco para mejorar el transporte en autobús, destacan la reordenación de autobuses de Argel, el Plan Estratégico de Transporte en Autobús de Omán, y el estudio de tecnologías sostenibles para los autobuses de São Paulo. En el caso de los metros, se cuenta con una larga experiencia en España (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla…) y en Medellín, São Paulo y Santiago de Chile. Respecto a los tranvías y metros ligeros, también en España, se ha trabajado en estudios o proyectos en Madrid, Bilbao, Logroño, Zaragoza, León, Tenerife y Alicante, y en los nuevos esquemas en Belgrado o Kuwait, o los estudios para la rehabilitación de los tranvías de Tallin, en Letonia o Pavlodar, en Kazajistán. En cuanto al ferrocarril suburbano, destacan los trabajos integrales entre Caracas y los Valles del Tui, en Venezuela, los estudios para la implantación de un sistema ferroviario en San José, Costa Rica; el metro ligero de Belgrado y la línea Buenavista-Cuautitlán, en México.

La planificación integral estratégica y multimodal, a escala nacional, regional o local, es otra de las especialidades de la compañía, que durante más de cuatro décadas ha colaborado con el Gobierno de España en la elaboración de sus planes nacionales –el PITVI, Plan Estratégico de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, es el más reciente–, pero también con otros Gobiernos como los de Ecuador, Costa Rica, Omán o Argelia. Croacia y Malta, que también están diseñando sus estrategias nacionales, han encargado a Ineco una parte vital de sus planes, la elaboración de sus modelos nacionales de transportes (ver páginas 34-37) que, en el caso de Malta, ha permitido a Ineco participar en el desarrollo de la Estrategia Nacional de Transporte, en el Plan Maestro Nacional y, finalmente, en la Evaluación Estratégica Ambiental.

A escala local, cabe mencionar la elaboración de Planes de Movilidad Urbana, herramientas de gestión para estructurar las políticas de movilidad hacia formas de desplazamiento más sostenible de municipios como Hospitalet de Llobregat (151.000 habitantes), Logroño (228.000) o A Coruña (244.000), donde además de optimizar el transporte público se busca también potenciar los modos de transporte no motorizados, como los desplazamientos a pie o en bicicleta.

Por ejemplo, en Mascate, capital de Omán, se partía de una fuerte presencia del vehículo privado y ausencia de redes ferroviarias, concluyendo que una nueva red de autobuses bien organizada sería la base de la futura red de transporte público. Ineco elaboró y presentó en 2015 un plan para la ciudad (que abarcaba desde propuestas de rutas hasta un nuevo modelo de gestión basado en una autoridad única de transporte, entre otros muchos aspectos) y posteriormente, el Plan Estratégico de transporte en autobús para la operadora pública de transporte a escala nacional. El Gobierno omaní adquirió una moderna flota de vehículos de última generación para equipar las nuevas rutas urbanas y de larga distancia y ha puesto en marcha, entre otras medidas, un nuevo marco normativo que está transformando el sistema de transporte público en el sultanato (ver IT57).

Hacia el futuro de la ciudad

Ineco ha extendido su actividad a la planificación de otros servicios públicos como el agua o los residuos: así, ha elaborado el Plan Maestro de Gestión Integral de Residuos Sólidos del distrito metropolitano de Quito (ver IT58), basado en una estrategia de economía circular con medidas de aplicación directa y un marco normativo eficaz; y estudios para la supervisión del Plan Nacional de Regadíos en Ecuador, con el objetivo de optimizar la gestión de los recursos hídricos y está elaborando el Plan de Aseo de Panamá, que definirá las medidas necesarias para resolver los problemas de la gestión de residuos a escala nacional.

En el campo de las Ciudades Inteligentes el uso de la tecnología permite obtener información dinámica y en tiempo real mediante la instalación de sensores (el “internet de las cosas”) y procesar la enorme cantidad de datos recogidos mediante plataformas Big Data. El modelo smart city permite optimizar la gestión de múltiples servicios, desde la recogida de basuras a la gestión del tráfico, con el consiguiente beneficio para el medioambiente al reducir emisiones, consumo energético y agua, entre otros recursos. Permite también aumentar la participación ciudadana y la transparencia de la administración. En ese sentido, Ineco está trabajando en el desarrollo de su plataforma CityNECO, con un proyecto piloto para el Ayuntamiento de Granada.

La compañía, que ha presentado algunos de estos proyectos en Hábitat (ver Noticias en este número), apuesta, en definitiva, por un modelo de ciudad planificada desde una aproximación integral y consensuada, sostenible económica, social y ambientalmente, con un aire más limpio, más espacio para los peatones, más presencia del agua y biodiversidad, y mayor protagonismo del ciudadano inscrita en una estructura urbana más policéntrica y fluida, en la que la información esté al servicio del desarrollo y bienestar de las personas.